Y una noche, arreglando sus neuronas,
la Luna comenzó a hacerse cada vez más grande. El montón de mierda
hace un tapón en su cabeza, ahora es imposible ponerse a hacer
limpieza, y más cuando no para de moverse tumbado sobre su cama. ¿La
echa en falta? “Es curioso”,dice, “cómo coño puedo tener frío
en pleno verano. Tengo los pies helados”. Se pone la manta por
encima pero antes de que se dé cuenta ya se la ha quitado.
Dentro de su mente, mil y una posibles
historias rondan su imaginación: de lo que pudo ser y no fue, de lo
que podría ser, de lo que nunca va a ser. Sin duda las que más
amargan son aquellas que él llama “de futuro abierto”, pues sabe
que nunca reunirá el valor suficiente para descubrir una alegría o
una decepción. “Es demasiado arriesgado, no se qué soy”. El
recuerdo de una colonia casual significa otra nueva vuelta en la
cama, y ya perdió la cuenta.
Echa de menos, pero no sabe exactamente
qué, ni a quién. Podría tratarse de Ella, pero tampoco se aventura
a asegurar un nombre. Sólo sabe que necesita varias partes de su
cuerpo, la que desprende prozac, marihuana y la del gas de la risa.
El hombre necesita reír, como un abrazo, lo mismo que la compañía
en una noche de verano como esta. ¿Echa de menos el amor o sólo
echa de menos los ojos de alguien que sepa escucharle, de un beso
profundo de vez en cuando? ¿Echa de menos alguien a quien cuidar, o
alguien que cuide de él?
Mientras, sin que se de cuenta, la Luna
llena se fue acercando a su casa hasta colocarse delante de su
ventana abierta. “Con esta luz es imposible dormir”. Mira el
reloj, son las 3:23 AM. Coge su guitarra y se sienta frente a la
ventana, le dice a la luz que tal vez de esta forma se relajen los
dos. Y de sus labios salen, acompañados de suaves acordes, el
recuerdo de lo que pudo ser y no fue. Podrá pasar otra vez ese tren,
pero duda tener el valor para comprobarlo nunca:
“Me llevaste hasta el olor de los
naranjos
me dijiste hasta luego cuando aún
te estaba esperando
voy sin prisa caminando, he dormido
tanto
que podré aguantar barranco tras
barranco”
Ni la Luna ni él durmieron aquella
noche.